Gustavo Dasso nace el 30 de junio de 1962. Su infancia transcurre en el barrio de Flores en donde ya desde pequeño demostraba tener una marcada inclinación hacia el arte. Más concretamente hacia la música; tiempos en los que se entretenía haciendo sonar las cuerdas de su pequeña primer guitarra y transformando en ruidos molestos los marcados golpes a tachos que dibujaba en su imaginación como una gran batería. Ya en su temprana adolescencia, forma su primera y única banda de rock, Power Kill (?), junto a un grupo de amigos de la secundaria. Esta vez lo que en algún momento imaginaba, se había hecho realidad dejando de lado aquellos ruidos molestos transformándolos en verdadera música, una de sus pasiones junto a la poesía.
El camino no es fácil, y el trabajo en grupo se transforma en una dificultad, además de una delicada situación económica en todos sus integrantes. La banda pasó sin penas ni gloria, pero se despidió de esta vida con un recital en la terraza de un Jardin de Infantes, para una no escasa audiencia de 250 personas...
Tratando de iniciar una nueva etapa (y habiendo olvidado momentáneamente sus exámenes recuperatorios de Matemática en Marzo), se inscribe más que entusiasmado en la carrera de Analista de Sistemas en la Universidad de Belgrano. Pero tan sólo a los tres meses, enredado entre logaritmos y una serie de cuentas que nunca entendió decide escapar desenfrenadamente por una ventana del aula ignorando las directivas de su profesor y alguno que otro comentario, que resulta innecesario especificar.
Después de este lapso, lleno de dudas, interrogantes y búsquedas, recordando sentado en el viejo Cafe Tortoni sus aventuras con el grupo de rock, descubre algo revelador: ser actor le daría la posibilidad de expresar todo aquel arte inhibido usando su cuerpo como instrumento.
Con 20 años de edad, a escondidas, y con su abuela Dora como único cómplice, decide iniciar Teatro con Agustín Alezzo. Terminando su primer año revela esta condición de futuro actor ante el asombro de su familia, que esperaba un nuevo ingeniero, médico o arquitecto
De lleno en su verdadera vocación, sigue con sus estudios por dos años más junto a Luis Agustoni y Raúl Serrano. Después de esto, el gran interrogante es cómo hacer para dar los primeros pasos y llegar a la televisión...
Es entonces cuando un soleado día de otoño, ya viviendo en Barrio Norte, en la puerta del edificio a mitad de cuadra donde vivía, discute fuertemente con su novia. En medio de la discusión, una mujer pasaba reiteradas veces muy de cerca, buscando la manera de no ser inoportuna, hasta que decide interrumpir con una pregunta. Tenía su mirada en Gustavo: "¿Te gustaría trabajar en televisión?". Luego de recuperar su mentón del suelo e ignorando por completo a su novia, tratando de articular la frase correcta para esa situación, contesta más seguro que nunca: "Eh? Donde? Cuando???".
Días despues formaba parte del elenco de Mundo de Muñecas, una exitosa tira en Canal 13.
Es entonces cuando cree conveniente el nuevo seudónimo de Guillén, inspirado en el poeta cubano Nicolás Guillén, al cual admiraba desde siempre.
Los tiempos que siguieron cosecharon trabajos como La Cuñada, Sin Marido, Amándote II, Manuela (su primer producción Internacional, viajando a Madrir y Roma para el rodaje de las primeras escenas), Micaela, Soy Gina, El Precio del Poder, Dulce Ana, Perla Negra, Los Angeles no Lloran, Rostro de Venganza (co-producción Argentino-Israelí, filmando en escenarios reales durante un mes), Ricos y Famosos, Muñeca Brava, Chiquititas, Luna Salvaje, 099 Central y Mil Millones, entre otros. En teatro se desenvuelve cómodamente tanto en la comedia (Con la mía no te metas) como en el drama (Juego de Espejos).
En más de una oportunidad se refugia en la escritura, actualmente plasmado en una miniserie policial de su autoría, junto a Estela de la Rosa, entre otros unitarios y cuentos.
El futuro es más que prometedor para el actor, proyectando una carrera cinematográfica además de la televisiva y la teatral.
En más de una ocasión uno cree estar en el camino correcto, y sin embargo puede no estarlo.
Dicen que el éxito siempre está a la vuelta de la esquina, y a Gustavo Guillén lo sorprendió a mitad de cuadra...
